Si lo buscamos en manuales de medicina encontramos definiciones solapadas bajo la utilización operacional del término, el que se propone como un paso inicial, intermedio y final en cualquier intervención y en estricto rigor, como un fin en si mismo.
El control es una medida preventiva o conjunto de procedimientos destinados a monitorear el avance, término o aparición de signos clínicos de una enfermedad con el fin de evitar posibles daños en el individuo que la padece. Está definición es intrínseca de la medicina preventiva con enfoque en factores de riesgo y supone el punto de partida comparativo desde donde se podrá evaluar el éxito o fracaso de una intervención clínica.
Vale la pena mencionar que cada procedimiento particular supone un mínimo de parámetros a evaluar para llegar a esta comparación, por lo que no nos extenderemos en este asunto. No obstante, en odontología es imposible suponer cualquier tratamiento como completo o terminado si no supone una etapa de control que ayude a disminuir la incidencia de factores de riesgo sobre los resultados esperados. Puede ser por esta razón que la misma OMS declara en su página web respecto al control y la prevención que "Clinical and public health research has shown that a number of individual, professional and community preventive measures are effective in preventing most oral diseases.".
Para concluir, aún cuando la mayoría de nuestras acciones clínicas se corresponden al nivel secundario de salud, nos debemos a la labor preventiva que asume un control activo de los tratamientos que realizamos.
Guillermo Sandoval Carrasco
Bs. en Ciencias Naturales y Exactas
Odontólogo (c)
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