Seminario N º 6 Julia Sanfurgo, Carla Sciaraffia " Pronóstico y valorización del tratamiento"
Compañeros, dejamos una breve presentación con definiciones de diagnóstico, pronóstico, plan de tratamiento y consentimiento informado y la relación que tienen estos conceptos que utilizamos a diario.
saludos
En algunos casos, el consentimiento informado, que es el procedimiento formal donde se aplica la autonomía del paciente, va ser nuestro único respaldo frente a la ejecución de un plan de tratamiento que no va acorde al diagnóstico y pronóstico más adecuados para una situación particular. ¿Cuál sería el caso? Un ejemplo de ello sería la confección de una prótesis fija plural en donde estaba indicado una prótesis parcial removible, y se toma esta decisión debido a que el paciente se niega rotundamente a usar aparatología que no esté fijada a su boca de manera permanente. Son muchos los factores que van ligados al proceso de atención de nuestros pacientes con el fin último de darles una solución al problema por el cual estos acuden a nosotros. El diagnóstico, pronóstico y plan de tratamiento están destinados para abordar y satisfacer las necesidades del paciente. El problema surge cuando las soluciones que podemos dar como odontólogos, según las condiciones biológicas de nuestros pacientes, no cumplen las expectativas, quedando nuestro paciente insatisfecho. Entonces ¿Qué se hace? Aquí cobra vital importancia el consentimiento informado. La constancia de que el paciente, advertido de que el tratamiento a realizar tiene un mal pronóstico, donde lo más adecuado según su diagnóstico, corresponde a otra cosa, y que, pese a esto, prefiere la realización de la primera. Es por ello, que el por qué, cuándo y cómo hacer se verán influenciados siempre por el conjunto diagnóstico-plan de tratamiento-pronóstico-consentimiento informado, que son de vital importancia en todo nuestro quehacer profesional.
Sumado a tus palabras Mildri, y llevándolo al ahora, debemos dejar claro al paciente lo que podemos ofrecer en la clínica, por ejemplo: que los tratamientos no se inician el día que por primera vez consultan, que somos estudiantes (y todo lo que implica), que el tratamiento puede demorarse un año o más, etc. Además de las particularidades de cada caso.
A modo de anécdota clínica, en este año tuve que hacer un consentimiento informado especial para tomar impresiones preliminares a un paciente cuyos dientes anteroinferiores estaban en una pésima condición periodontal, lo que aumentaba muchísimo las probabilidades de avulsión durante algo tan cotidiano como una impresión de estudio.
Creo que lo anterior cabe como buen ejemplo dentro de las "particularidades de cada caso", como bien dices.
Mildri un plan de tratamiento siempre va acorde a alguna parte del diagnóstico, que no es simplemente una apreciación de la situación clínica y detección en el examen, sino también guarda estrecha relación con el contexto biopsicosocial del paciente porque en el fondo, dado el análisis particular del caso se eligió ese plan de tratamiento y el consentimiento informado es EL respaldo que el paciente comprendió y aceptó el plan de tratamiento"más" adecuado. Concuerdo con "que el por qué, cuándo y cómo hacer se verán influenciados siempre por el conjunto diagnóstico-plan de tratamiento-pronóstico-consentimiento informado"
No estoy seguro si desapruebo por completo la oración "la ejecución de un plan de tratamiento que no va acorde al diagnóstico y pronóstico más adecuados". Hay situaciones donde a pesar de que los paciente comprenden los pasos y resultados que involucra el tratamiento, en etapas avanzadas desaprueban los resultados, obligando a corregir el curso de acción para ajustarlo a sus expectativas. Esto lo vi el año pasado donde un Señor en Prótesis fija quería que sus coronas en 7 y 10 fueran más largas que sus dientes 8 y 9, generando un pésimo resultado estético y un pobre rendimiento oclusal destinado al fracaso; así se le explicó miles de veces, y decidió de todos modos por lo que tenía en mente. Al fin, se firmó un consentimiento informado con detalle de la situación y alguien más se encargó del problema.
Si bien concuerdo con Guillermo, creo que hay una infinidad de situaciones que condicionan la modificación o no de nuestro plan de tratamiento, en el caso que describes, desde mi parecer, si uno como profesional determina que va a realizar un tratamiento destinado al fracaso, entonces es mejor no llevarlo a cabo, porque va más allá de lo que el paciente quiere y espera, ya que su decisión va en desmedro de su salud, lo cual se contradice completamente con nuestro fin como odontólogos, si fuese sólo por estética, el tema sería completamente distinto.
En algunos casos, el consentimiento informado, que es el procedimiento formal donde se aplica la autonomía del paciente, va ser nuestro único respaldo frente a la ejecución de un plan de tratamiento que no va acorde al diagnóstico y pronóstico más adecuados para una situación particular. ¿Cuál sería el caso? Un ejemplo de ello sería la confección de una prótesis fija plural en donde estaba indicado una prótesis parcial removible, y se toma esta decisión debido a que el paciente se niega rotundamente a usar aparatología que no esté fijada a su boca de manera permanente.
ResponderEliminarSon muchos los factores que van ligados al proceso de atención de nuestros pacientes con el fin último de darles una solución al problema por el cual estos acuden a nosotros. El diagnóstico, pronóstico y plan de tratamiento están destinados para abordar y satisfacer las necesidades del paciente. El problema surge cuando las soluciones que podemos dar como odontólogos, según las condiciones biológicas de nuestros pacientes, no cumplen las expectativas, quedando nuestro paciente insatisfecho. Entonces ¿Qué se hace? Aquí cobra vital importancia el consentimiento informado. La constancia de que el paciente, advertido de que el tratamiento a realizar tiene un mal pronóstico, donde lo más adecuado según su diagnóstico, corresponde a otra cosa, y que, pese a esto, prefiere la realización de la primera. Es por ello, que el por qué, cuándo y cómo hacer se verán influenciados siempre por el conjunto diagnóstico-plan de tratamiento-pronóstico-consentimiento informado, que son de vital importancia en todo nuestro quehacer profesional.
Sumado a tus palabras Mildri, y llevándolo al ahora, debemos dejar claro al paciente lo que podemos ofrecer en la clínica, por ejemplo: que los tratamientos no se inician el día que por primera vez consultan, que somos estudiantes (y todo lo que implica), que el tratamiento puede demorarse un año o más, etc. Además de las particularidades de cada caso.
ResponderEliminarA modo de anécdota clínica, en este año tuve que hacer un consentimiento informado especial para tomar impresiones preliminares a un paciente cuyos dientes anteroinferiores estaban en una pésima condición periodontal, lo que aumentaba muchísimo las probabilidades de avulsión durante algo tan cotidiano como una impresión de estudio.
EliminarCreo que lo anterior cabe como buen ejemplo dentro de las "particularidades de cada caso", como bien dices.
Mildri un plan de tratamiento siempre va acorde a alguna parte del diagnóstico, que no es simplemente una apreciación de la situación clínica y detección en el examen, sino también guarda estrecha relación con el contexto biopsicosocial del paciente porque en el fondo, dado el análisis particular del caso se eligió ese plan de tratamiento y el consentimiento informado es EL respaldo que el paciente comprendió y aceptó el plan de tratamiento"más" adecuado.
ResponderEliminarConcuerdo con "que el por qué, cuándo y cómo hacer se verán influenciados siempre por el conjunto diagnóstico-plan de tratamiento-pronóstico-consentimiento informado"
No estoy seguro si desapruebo por completo la oración "la ejecución de un plan de tratamiento que no va acorde al diagnóstico y pronóstico más adecuados". Hay situaciones donde a pesar de que los paciente comprenden los pasos y resultados que involucra el tratamiento, en etapas avanzadas desaprueban los resultados, obligando a corregir el curso de acción para ajustarlo a sus expectativas. Esto lo vi el año pasado donde un Señor en Prótesis fija quería que sus coronas en 7 y 10 fueran más largas que sus dientes 8 y 9, generando un pésimo resultado estético y un pobre rendimiento oclusal destinado al fracaso; así se le explicó miles de veces, y decidió de todos modos por lo que tenía en mente. Al fin, se firmó un consentimiento informado con detalle de la situación y alguien más se encargó del problema.
EliminarSi bien concuerdo con Guillermo, creo que hay una infinidad de situaciones que condicionan la modificación o no de nuestro plan de tratamiento, en el caso que describes, desde mi parecer, si uno como profesional determina que va a realizar un tratamiento destinado al fracaso, entonces es mejor no llevarlo a cabo, porque va más allá de lo que el paciente quiere y espera, ya que su decisión va en desmedro de su salud, lo cual se contradice completamente con nuestro fin como odontólogos, si fuese sólo por estética, el tema sería completamente distinto.
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